RESULTADOS DE LA LEY DE CONCORDIA CIVIL
La guerra civil entre el ejército y la guerrilla islamista, desencadenada
por el rechazo de los militares a reconocer la victoria electoral del FIS
en 1991, no ha terminado todavía. Las adopción de la ley de Concordia
Civil propuesta por el presidente Bouteflika en abril de 1999, aprobada
por referéndum popular en septiembre del mismo año ( 85% participacición
y un 98,6% de SÍ), y apoyada por los dirigentes del FIS, no ha conseguido
convencer a los maquis de entregar las armas ni a obtener la paz civil. Ninguna
solución política durable al conflicto islámico-militar
ha sido encontrada y la crisis amenaza de extenderse a otros sectores sociales.
La ley sobre la concordia civil creó una verdadera dinámica de
paz en el país en 1999. Inicialmente, los dirigentes del FIS acordaron
públicamente su apoyo a la iniciativa del presidente a cambio de un cierto
número de medidas prometidas por los dirigentes militares, tales como
la liberación de prisioneros y la posibilidad de crear un nuevo partido
político conforme a la constitución
de 1996. Pero en noviembre de 1999, Abdelkader Hachani, número tres
del FIS, será asesinado, y los otros dos jeques del FIS se colocan bajo
residencia vigilada. Hasta hoy, el poder continúa rechazando la legalización
del partido WAFA, considerado como el heredero del FIS.
A pesar de su superioridad militar y a pesar de la evolución del discurso
islamista, el poder argelino no ha modificado su lógica de seguridad
y considera los islamistas más como enemigos vencidos que como interlocutores
políticos.
La ley de Concordia Civil se sometió el 16 de septiembre a un referéndum
que recogió un grandísimo apoyo social e hizo nacer la esperanza,
tras ocho años de guerra, que Argelia podía llegar a conseguir
su estabilidad y la paz.
Con la idea de hacer más creíble su proyecto de Concordia Civil,
el nuevo presidente adopta una serie de medidas y elabora un decreto en enero
de 2000 de “gracia para los miembros del AIS”, después que
en 1997 adoptaran la decisión del cese el fuego con la intención
de “desenmascarar a los enemigos de Argelia y el islam”, y para
pasar en 1999 a un alto el fuego definitivo con las elecciones presidenciales
de ese año.
Estas medidas, que se adoptaron en aplicación del artículo 99-08
de 13 de julio de 1999 relativo al restablecimiento de la Concordia Civil, se
traducen por una exoneración de diligencias.
Según AI las “fuentes gubernamentales afirman que unos 5500 miembros
de grupos armados se entregaron entre julio del 99 y enero de 2000. Algo más
de 1000 serían miembros del AIS
y de la Liga Islamista por la D´wa y la Djihad que se habrían benefiaciado
de la amnistía presidencial; los otros, que pertenecerían a los
GIA, vieron su caso tratado según
las disposiciones de la Ley de Concordia Civil”. Según fuentes
gubernamentales 5000 prisioneros, condenados por actos de “subversión
y terrorismo” serán liberados gracias a un decreto presidencial,
el cual aparece como una operación para exculpar terroristas.
Tan sólo seis meses después que la Ley de Concordia Civil fuera
promulgada, el movimiento islamista la consideraba cada vez más como
una “medida policial”. Las promesas hechas en julio de 1999 no se
habían cumplido y en ningún caso la ley ha dado pie a un proceso
de negociaciones entre todos los islamistas y el poder, como había pedido
Abassi Madani, líder del FIS, en su carta a Bouteflika en 1999.
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EL FRACASO DE LA CONCORDIA CIVIL
En el espacio de unos meses los dirigentes del ex-FIS pasan del apoyo “incondicional”
al proyecto del presidente a su rechazo puro y simple.
Para empezar, muy pocos de los compromisos tomados por el gobierno en julio
de 1999 han sido respetados. Los partidarios de la tregua con el AIS tienen
el sentimiento de haber sido manipulados por el poder. Abassi Madani, Rabah
Kébir, y Madani Mezrag habían indicado claramente los medios para
llegar a la paz, entre otros a través de la liberación de prisioneros
políticos y del inicio de un diálogo político entre partes
del conflicto. Ninguna de estas medidas había sido tomada.
Seguidamente, el asesinato de Abdelkader Hachani, número tres de FIS,
opuesto a la política de reconciliación de Bouteflika, el 22 de
noviembre de 1999, aumenta las dudas sobre las intenciones reales del poder
de conseguir una “paz justa”. Es un sentimiento de traición
que emerge, en particular desde Abassi Madani. Éste hará saber
en una carta su retirada de apoyo al proyecto del presidente. La retirada de
Madani se acompaña de una llamada a los dirigentes del AIS: “ Querido
hermano, te pido que envíes esta carta a todos los hermanos, héroes
de la Djihad por Dios y por la paz, quienes garanticen al pueblo su derecho
y no su rendición, a nuestros hermanos conocidos por su sinceridad Madani
Mezrag, Ahmed Benaicha, así como a todos los emires responsables entre
nuestros hermanos en el interior y el exterior”.
Cada vez la Concordia aparecerá para los islamistas como una medida dictada
por los vencedores a los vencidos y no como un gesto de reconciliación.
Paralelamente al asesinato de Hachani y a la retirada del apoyo de Madani al
proyecto presidencial, el Ejército hace saber su intención de
relanzar sus ofensivas contra los maquis que no hubieran entregado las armas
después del 13 de enero de 2000. Esta declaración sería
seguida de un aumento importante de violencia a lo largo del año 2000-2001.
Queda claro que para los “generales-decisores” la política
de reconciliación nacional es una empresa de relegitimación de
su propio poder más que una negociación con los islamistas. Los
islamistas se dan cuenta que los dirigentes militares no tienen ninguna intención
de negociar una vuelta de los islamistas a la escena política hasta no
haberlos derrotado militarmente. La ley sobre la concordia civil era solamente
una vía de salida para los maquis islamistas militarmente debilitados
tras ocho años de guerrilla y una manera para los militares de demostrar
su voluntad de no erradicarlos totalmente, permitiendo a todos aquéllos
que acepten la derrota militar de reintegrarse a la sociedad sin temor.
La ley se presenta como un acercamiento arbitrario y unilateral que ha hecho
que ésta fracase al no englobar a todas las formaciones islamistas en
el camino hacia la paz. A excepción del AIS, que ya había abandonado
las armas en octubre del 97, los otros maquis armados han desconfiado de la
ley y se han plantado en sus posiciones.
Así se refuerza además la posición de los islamistas radicales
que habían rechazado la tregua del 97 y después la ley de Concordia
Civil.
En conclusión, se ve claramente que los únicos beneficiarios de
la ley sobre la Concordia Civil son los miembros del AIS y de la LIDD ( Liga
Islamista por la D´wa y la Djihad). Los responsables políticos
del ex-FIS no se han beneficiado de la política de reconciliación:
Hachani, número tres del FIS, fue asesinado; Madani y Belhadj permanecen
en residencia vigilada, e Ibrahimi, candidato independiente, no ha podido conseguir
el consentimiento de su partido, el WAFA.
Con su brazo militar vencido, dividido en diferentes corrientes, y sus líderes
neutralizados, el FIS está muy debilitado. El ejército está
en posición de fuerza, pero se ha privado al mismo tiempo de un interlocutor
reconocido para un diálogo político ineludible a corto o medio
plazo.
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DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LOS ISLAMISTAS
A) La Concordia Civil en tanto que medida policial:
Una de las principales críticas se debe a la prioridad que se da en la
ley a la dimensión jurídica más que a la política,
además de no representar en ningún caso el resultado de un largo
trabajo, como el que se llevó a cabo por la comisión “verdad
y reconciliación” en Suráfrica. La Concordia Civil no busca
identificar las responsabilidades dentro del drama argelino ni busca fórmulas
de paz. Simplemente se limita a enumerar las condiciones y reglas de la rendición
de los islamistas.
En estas condiciones, la ley de Concordia Civil no fue lo suficientemente atrayente
para llevar a los grupos armados hacia la paz. Lo que ha hecho es proporcionar
“una cobertura política y jurídica” a las negociaciones
establecidas en 1996 entre el Ejército y el AIS. Sin embargo, éste
último había cesado todas sus operaciones militares el 1 de octubre
de 1997 decretando una tregua unilateral y sin condiciones. Así, la ley
de Concordia Civil constituía un proyecto susceptible de hacerse con
las otras formaciones islamistas en el campo de la paz.
De esta manera es claro constatar el fracaso del proyecto. Aunque las cifras
no sean muy creíbles, se habla de 2000 islamistas rendidos, pero éstos
no constituirían el núcleo duro de los grupos armados, ya que
serían auxiliares y no cambatientes.
B) La opacidad judicial de la ley de Concordia Civil:
La orientación policial de la ley sobre la concordia civil constituye
uno de los obstáculos para la vuelta a la paz. ¿ Cómo imaginar
la rendición de los grupos armados cuando la toma de decisiones de penas
se presenta tan opaca ?
Los islamistas critican la arbitrariedad de los jueces que deciden quiénes
deben beneficiarse de la ley y quién debe ser excluido, y todo esto sin
el menor control exterior ( comisión, observador, organización...)
.
C) Ausencia de una solución política:
Los comentarios más interesantes sobre la incapacidad de la ley de amnistía
para ofrecer una verdadera perspectiva de solución política a
la crisis argelina han sido pronunciados por los portavoces de los movimientos
islámicos.
Según Abasi Madani, uno de los grandes líderes y fundadores del
FIS, el fracaso de la Concordia Civil se explica por la traición del
presidente en noviembre de 1999: “ Después que él hubiera
prometido la reconciliación como solución y medio a la salida
de la crisis, reconociendo a ésta su carácter eminentemente político,
y por consiguiente, no existiendo solución fuera de su cuadro, su promesa
se desvanece al anteponer la solución de seguridad, preconizada ayer
en nombre del restablecimiento del orden, y haciéndolo hoy bajo la concordia”.
En el espíritu de los dirigentes del FIS, la ley sobre la Concordia Civil
es un fracaso y es significativo que uno de los responsables históricos
del FIS opuesto a esta ley, Abdelkader Hachani, fuera asesinado. Para ellos,
las condiciones de paz no se cumplen en esta ley. Bien al contrario, ésta
cubre bajo un discurso de reconciliación otra política de guerra
legitimada por un referéndum.