Un nuevo panorama para Timor

En 1975, Indonesia invadió la parte oriental de la isla de Timor (hasta esa fecha colonia portuguesa) y la convirtió en la 27ª provincia del país. Naciones Unidas (ONU) nunca ha reconocido la integración de Timor Oriental en Indonesia y ha emplazado a todos los Estados a respetar su integridad territorial y su derecho a la autodeterminación, considerándolo un proceso de descolonización no finalizado.

Tras 24 años de silencio mediático e innumerables violaciones de los derechos humanos, que han podido acabar con la vida de más de 200.000 personas, Timor Oriental es hoy el centro de atención de la comunidad internacional. El 5 de mayo de este año, un acuerdo entre Indonesia, Portugal y la ONU abrió el camino de una consulta popular que finalmente tuvo lugar el pasado 30 de agosto.

Durante el proceso de despliegue de la Misión de la ONU para Timor Oriental (Unamet) y la preparación de la consulta - que técnicamente se llevó a cabo de forma correcta-, las condiciones de seguridad que debían ser garantizadas por Indonesia no fueron las adecuadas, como el mismo Kofi Annan señaló en julio. La impunidad con la que actuaban las milicias pro-integracionistas, que contaban con el apoyo explícito (provisión de armas) y la pasividad del ejército indonesio, permitió a éstas continuar con los ataques que afectaban tanto a pro-independentistas como a miembros locales de Unamet. El triunfo, previsible, de la opción independentista supuso un agravamiento de la situación, desatando una ola de violencia ante la pasividad de la comunidad internacional. Tras dos semanas de caos, el 15 de septiembre, la ONU aprobó el envío de tropas de pacificación a Timor Oriental (Internet), que se desplegaron cinco días después.

Destino

El destino del pueblo de Timor Oriental ha estado, desde la invasión, ligado a la dinámica interna de Indonesia y a la actitud de la comunidad internacional. Suharto, que gobernó Indonesia hasta 1998, su familia y la cúpula militar del país construyeron una basta red de negocios que se extendió por todo el territorio indonesio y que abarcó numerosos sectores económicos. Timor no fue una excepción y las huellas de la familia de Suharto y de algunos militares se pueden seguir a través de empresas de perlas, de exportación de madera, etc. La actuación del gobierno interino dirigido por Habibie, la toma de posesión en noviembre de 1998 del primer gobierno de oposición elegido popularmente en 35 años y las disensiones existentes en el seno del ejército -verdadero poder político-social de Indonesia, que encabeza el general Wiranto- son cuestiones a tener en cuenta en un futuro no muy lejano y que afectarían a Timor Oriental y a Indonesia.

En los últimos meses se ha observado un cambio en la actitud de la comunidad internacional. La implicación activa de la ONU en la resolución del conflicto, el cambio de posición de Australia (actualmente favorable a su independencia) y el aparente giro de EEUU, ofrecen, después de 24 años de represión, un nuevo panorama para el pueblo timorense.

 

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