| Volver índice Análisis | Volver Índice Orden post-mobutista |
Ya desde 1997, Laurent-Desiré Kabila tenía la voluntad de emanciparse de sus padrinos ruandeses y ugandeses. El mes de julio de 1998, Kabila expulsó a todos los militares ruandeses que formaban parte de las Fuerzas Armadas del Congo (FAC) y claro eso no hizo más que acelerar la formación de un nuevo movimiento armado. Ruanda y Uganda, vieron las intenciones de Kabila, y vieron amenazados sus intereses económicos, se esforzaron en organizar una nueva coalición, este golpe anti-Kabila. En la formación de esta coalición ayudó también a la nula política de democratización que llevó a cabo Kabila y que hizo crecer el descontento de gran parte de la población de la República Democrática del Congo.
Así pues, el 2 de agosto de 1998, un nuevo movimiento de liberación nace en el este de la República Democrática del Congo, en la conflictiva región del Kivu.
La nueva coalición rebelde contra Laurent-Desiré Kabila, como veremos a continuación, estaba formada por muchos de los antiguos colaboradores de Kabila en "la guerra de liberación de 1996" y en su etapa de Gobierno en la nueva República Democrática del Congo.
Los militares expulsados de las Fuerzas Armadas Congoleñas (FAC): la mayoría ya fueron apartados de las Fuerzas Armadas del Zaire (FAZ) de Mobutu. Son de los pocos miembros de las FAC que recibieron una verdadera formación militar, a pesar de que salieron de un ejército indisciplinado y mal pagado como las FAZ. Como en 1996, con los soldados que estaban a las órdenes de Mobutu, estos soldados tampoco cobraron sus sueldos durante muchos meses, prácticamente hasta julio de 1998. Así pues no les costó demasiado responder a una orden de uno de sus comandantes, Jean-Pierre Ondekane.
Bizama Karaha (tutsi del Kivu sur), exministro de
Asuntos Exteriores de Kabila. Ahora ocupa el mismo lugar dentro de la RCD.
Shambuyi Kalala (Kasai), exresponsable de la propaganda de la AFDL. Ocupa
la misma función en la RCD.
Emille Llunga (Katanga) que quería ser el
presidente del brazo político de los tigres de katanga, y que no
aceptó que Kabila lo apartase del poder después de la victoria
de mayo de 1997.
Moïse Nyarugabo (tutsi del Kivu sur), exsecretario
particular de Kabila. Vicepresidente de la Asamblea de la RCD.
Deogratias Bugera (tutsi del Kivu norte), exsecretario
general de la AFDL, fue el último de los fundadores que aguantó
al lado de Kabila. El presidente Kabila se esforzó para restarle
cada vez más poder, hasta que en junio de 1998 cortó su carrera
dentro de la AFDL.
Las figuras del antiguo régimen:
Arthur Zahidi Ngoma, el primer coordinador de este
movimiento. Es un jurista que trabaja por los derechos humanos, opuesto
primero a Mobutu y después a Kabila. Estuvo mucho tiempo en el exilio
y más tarde pasó muchos meses en la prisión (noviembre
de 1997 - mayo de 1998) por haber impartido una conferencia de prensa en
Kinshasa en nombre de su partido. Recordemos aquí que ningún
partido puede funcionar individualmente en la RD Congo de Kabila. Wamba
die Wamba, profesor de historia en Tanzania, interesado en los trabajos
alrededor de los conceptos de democracia africana y reconciliación,
elegido al frente de la RCD. Aleáis Tambwé, antiguo director
de la Oficina de Aduanas, que fundó con Kengo wa Dondo la Unión
de Demócratas Independientes (UDI), partido del cual era el presidente.
Que fue ministro de Transportes y Telecomunicaciones en el Gobierno de
Kengo wa Dondo, también participó de los gobiernos de Tshisekedi
y Faustin Birindwa. Marchó al exilio con la victoria de Kabila.
Actualmente es miembro del Comité Director de la RCD.
Lunda Bululu, katangués, fue primer ministro
con Mobutu en 1990 y ministro de Asuntos Exteriores en los gobiernos de
Kengo wa Dondo. Actualmente es el coordinador del Directorio de la RCD,
a quien correspondería la función de primer ministro.
Según International Crisis Group, los cambios al frente de la nueva rebelión son frecuentes, lo que hace dudar de su representatividad y popularidad.
Los Tigres de Katana: los Tigres de Katanga están formados por exgendarmes de Katanga, exiliados en Angola para huir de la represión de Mobutu, ya desde los años 60. Muchos de sus hijos han crecido en Angola y ahora son soldados de elite del Movimiento Popular de liberación de Angola (MPLA). Una buena parte están desmovilizados como consecuencia del proceso de paz que se llevó a cabo en Angola. Durante la primera "guerra de liberación" (1996-1997), los Tigres enviaron 2.000 hombres para dar apoyo a la AFDL en su lucha contra Mobutu. Al comienzo de esta nueva rebelión, la dirección militar se dividió en dos brazos políticos que reivindicaban la representatividad de los Tigres de Katanga. Por un lado, la que se encuentraba en Angola, con Henri Mukatshung Mwambu al frente, secretario general del Frente de liberación Nacional del Congo (FLNC), implicado en las dos guerras de Shaba (1977 y 1978), y que se reunió en Kinshasa después de la victoria de Kabila. La mayoría de los Tigres se sienten muy ligados a su figura. Por otro lado, la dirección en Bruselas, comandada por Emille Llunga. Su figura está ligada en estos momentos al bando de la nueva rebelión (ver las Fuerzas civiles de la rebelión), aunque lo ha hecho a título personal. La mayoría de sus compañeros se han adherido a las Fuerzas de Kabila en contra de la intervención ruandesa y ugandesa.
Los antiguos miembros de las Fuerzas Armadas del Zaire (FAZ): dentro de las Fuerzas que dan apoyo a Kabila podemos encontrar antiguos miembros de las Fuerzas Armadas del Zaire que, de la misma manera que las tropas de Katanga, y en un reflejo nacionalista, se han puesto en contra de las tropas de Ruanda y Uganda que dan apoyo a la nueva rebelión.
Las milicias populares: al lado de las Fuerzas de Kabila existe una última fuerza, mucho más difícil de controlar que el resto. Hablemos de las milicias populares, denominadas "Defensa civil y popular". Fue el mismo Kabila quien las creó y animó. El 25 de agosto de 1998, Kabila dijo: "A los pueblos, la gente ha de tomar las armas, las armas tradicionales, las lanzas y las flechas, para aplastar al enemigo si no queréis ser esclavos de los tutsis". En Kinshasa, después del ataque de los rebeldes al final de agosto, hubieron asesinatos de presuntos colaboradores de los rebeldes. Las autoridades de Kinshasa utilizaron de nuevo en la región de los Grandes Lagos (Ruanda, 1994), la confrontación étnica para movilizar a las masas. La dialéctica de los dirigentes de Kinshasa volvió a activar a los demonios étnicos y es por esa razón que existía (y aún hoy existe) el miedo a que se repitan hechos tan dramáticos como los de la guerra de Ruanda en 1994.
La fidelidad de la población a Kabila:
una parte de la población congoleña daba apoyo a Kabila antes
del inicio de la rebelión, a causa de los progresos registrados
en la gestión de determinados asuntos. Hay unanimidad en la afirmación
que había mejorado la seguridad en la vida cotidiana de las clases
menos favorecidas de Kinshasa. También las clases más favorecidas
habían notado esta mejora de la seguridad, aunque con Mobutu tenían
la posibilidad de pagar militares para su protección, cosa que ahora
no es posible. De todas formas, después del inicio de la segunda
rebelión aumentó la violencia contra presuntos colaboradores
de la rebelión y también lo hizo el número de organizaciones
civiles de defensa, lo que provocó un aumento considerable de la
inseguridad. En las ciudades de Lummunbashi (Katanga) y Kananga (Kasai
occidental) nada había cambiado. Los militares allí emplazados
eran prácticamente los mismos, dotados de nuevos jefes aunque impotentes
para disciplinar las tropas. En el Kivu, la cuestión de la seguridad
era muy complicada. Esta región no ha conocido la paz desde el inicio
de la primera "guerra de liberación" (1996). Las tribus no ruandófonas
congoleñas están organizadas en diversas milicias, que se
juntan puntualmente con las milicias extremistas hutus para atacar la población
tutsi y las tropas ruandesas. Las tropas ruandesas (militares del Ejército
Patriótico Ruandés) penetran regularmente a territorio congoleño
buscando antiguos miembros de las Fuerzas Armadas Ruandesas (antiguas FAR)
y a los Interahamwes.
También una parte importante de la población
era hostil al régimen de Kabila, pero con la nueva insurrección
muchos le han dado apoyo. Eso es a causa de la presencia de tropas extranjeras
dando apoyo a la rebelión. La presencia de tropas de Ruanda y Uganda
a la rebelión ha reforzado la posición de Kabila. En la RD
Congo sólo existe una cuestión con la cual todos están
de acuerdo, la indivisibilidad del país. Y Kabila, que sabía
eso perfectamente, describió esta nueva rebelión como un
intento de secesión que respondía a los intereses imperialistas
de Ruanda y Uganda.
Estas son esencialmente (excepto la AFDL) los partidos
políticos prohibidos por el régimen de Laurent-Desiré
Kabila:
Todas estas fuerzas defendieron la opción
de negociación frente a la rebelión armada. Todas estas enviaron
emisarios para sondear la actitud de los rebeldes. Lo que querían,
en definitiva, era que, aprovechando la insurrección su voz se oiga
en el caso que se lleguen a producir conversaciones.
Las motivaciones de Ruanda en la guerra contra Kabila
En un principio, Ruanda negó su implicación en esta guerra. Más tarde anunció que tomaría parte en esta guerra contra Kinshasa a causa de las reacciones antitutsis que habían tenido lugar en Kinshasa, Lummunbashi y Kisangani. Las matanzas y la amenaza de un nuevo genocidio, con la complicidad de las autoridades, justificaban la presencia de tropas ruandesas y ugandesas en el Congo. Un hecho clave de esta crisis fue la presencia de extremistas hutus entre los miembros de las FAC, descubiertos en fotografías hechas por fotógrafos independientes en el campo de prisioneros de la rebelión en Kisangani. El recurso de Kabila contra los militares hutus creció un fuerte reflejo de defensa étnica en el Gobierno de Kigali, y una excusa perfecta para implicarse en el conflicto y asegurar el control del potencial económico de la región del Kivu.
Les motivaciones económicas de Ruanda
Después de la guerra de la AFDL, Kigali esperaba que el control militar de la rica zona del Kivu le permitiría liberarse de sus financiadores internacionales. Recordemos que la región del Kivu es muy rica en recursos mineros, especialmente el oro del norte. El control de Kivu es un objetivo primordial de Kigali y Kampala. Pero la decadencia económica de esta región, la falta de infraestructuras económicas y de transporte, el aumento de sentimientos antitutsis, la falta de un control real de la población por parte de la administración, suponen graves obstáculos para los objetivos de autonomía financiera de Kigali. Y es que la capacidad de inversión de Ruanda depende en gran medida de su influencia sobre la región de Kivu.
1. Lord's Resistance Army (LRA).
Son los herederos del Holy spirit mouvement, hoy día dirigido por Joseph Kony, y quiere que el país sea dirigido bajo los diez mandamientos de la Biblia. Reagrupa sobre todo a la gente de la etnia acholi, frustrados por la pérdida del poder que supuso la victoria de Museveni en 1986. Son conocidos por su crueldad y por la preferencia de los niños a la hora del reclutamiento (diciendo que es más fácil fanatizarlos). Normalmente actúa desde sus bases de Sudán, y entran a Uganda por el norte.
2. Alliance of Democratic Fuerzas (ADF).
Este movimiento está formado por miembros fundamentalistas musulmanes de la organización Salaf Tabliq, y por los residuos del Ejército Nacional de Liberación de Uganda de Amon Bazira. Esta guerrilla actúa tanto desde Sudán como desde la RD Congo.
3. West Nile Bank Front.
Movimiento formado por fieles de Idi Amin Dada (expulsado por la armada de Tanzania en 1979). Es activo en el norte-oeste de Uganda y también tiene bases en la RD Congo.
Las acciones de estos grupos son una verdadera amenaza
para el régimen de Museveni, provocan muchos muertos y desplazamientos
de población. Esta situación ha creado una fuerte controversia
en la sociedad ugandesa, ya que cada vez son más los ugandeses que
reclaman a Museveni que negocie con los rebeldes. Por su parte, Museveni
ya ha dejado claro en muchas ocasiones que la única opción
válida es la militar.
No es de extrañar, pues, que el interés
de Uganda por el control de Kivu sea una cuestión prácticamente
de política interna. Al principio y durante mucho tiempo la presencia
de tropas ugandesas en el territorio de la RD Congo era aprobada por el
Gobierno de Kabila. Además, en un principio las FAC también
lucharon contra la Alianza de Fuerzas Democráticas (ADF). La orden
de Kabila de julio de 1998 de expulsión de todas las tropas extranjeras
de la RD Congo, y el comienzo de la nueva rebelión, provocó
el miedo en Uganda. Temían que estos grupos aprovechasen el caos
para intensificar sus ataques contra territorio ugandés.
En septiembre de 1998, el presidente Museveni reveló
que los principales aeropuertos del este de la RD Congo estaban bajo control
de tropas ugandesas. Uganda justificó su presencia en territorio
de la RD Congo argumentando que Sudán les serviría para llevar
a cabo operaciones en contra de Uganda. El Ejército ugandés
está desprovisto de aviación militar, pero con misiles de
tierra-aire ya ha derribado diversos aviones de la coalición pro-Kabila.
Por el contrario, la opinión pública ugandesa está cada vez más inquieta con las consecuencias que puede llevar para Uganda su implicación en la guerra de la RD Congo. Hay una fuerte oposición en Uganda a la participación en esta guerra. La prensa ha denunciado el incremento desmesurado del presupuesto militar, que ha llegado a suponer más de 350 millones de dólares (SIPRI. Military Expediture Database). Pero no sólo es eso lo que mueve a Uganda a intervenir en este conflicto, tampoco se deben obviar los grandes recursos naturales y económicos de que dispone el nord-este de la RD Congo.
De la misma manera que Uganda denuncia la actitud de Sudán contra los grupos armados anti-Museveni, Sudán no perdona a Uganda que dé apoyo a la guerrilla del sur del Sudán, Sudan People Liberation Army (SPLA), formada por cristianos y animistas que reniegan de la imposición del islam que practica el Gobierno de Khartum. Los integrantes del SPLA son próximos étnicamente a los habitantes del norte de Uganda, y hace el reclutamiento entre los 350.000 refugiados sudaneses que viven al norte de Uganda.
Si al final se verifica la participación de Sudán en este conflicto, entonces el conflicto inaugurará una nueva vertiente que complicaría todavía más este escenario. Debemos de considerar que Sudán es la punta de lanza del integrismo islámico en África, sólo en la RD Congo hay unos 8 millones de musulmanes (de un total de 45 millones). Los Estados Unidos consideran a Sudán su principal adversario (enemigo) en África. Toda la política norteamericana en África está dirigida a aislar a Sudán tanto política como económicamente. Desde este punto de vista, la hipotética entrada del Sudán en esta guerra al lado de Kabila provocaría el apoyo incondicional, de los Estados Unidos a Ruanda y Uganda.
1. Tanto Zimbabwe como la RD Congo son miembros de la South African Developement Community (SADC). Los miembros de la SADC están ligados por diferentes acuerdos, entre los cuales hay uno de defensa en caso de agresión. Oficialmente, Zimbabwe, Namibia y Angola han intervenido en respuesta a una demanda de ayuda por parte de uno de los miembros de la SADC (RD Congo). Pero de hecho, es importante resaltar que el resto de miembros (Sudáfrica, Lesotho, Malawi, Bostwana, Mozambique, Tanzania, Zambia, las Seychelles y Mauricio) han mantenido una actitud más neutra frente a Kinshasa.
2. Una segunda razón son los intereses económicos de Mugabe en la RD Congo. Hay un contrato de 200 millones de dólares entre los dos jefes de Estado. Este contrato entrañaba la provisión de bienes alimentarios para Harare (capital de Zimbabwe), pero en 1998 este contrato sirvió para suministrar uniformes militares en la RD Congo. Las mismas fuentes (International Crisis Group) aseguran que se ha llegado a un acuerdo en el campo de la minería. Habría un acuerdo entre Zimbabwe Defense Industries y Gecamines (monopolio público industrial de la RD Congo), para el refinamiento del cobre (segunda etapa del tratamiento) en Zimbabwe, para rentabilizar la subutilización de sus fábricas. También el clan de Mugabe estaría interesado en el comercio de cobalto, del cual la RD Congo es un gran productor.
3. En tercer lugar, Zimbabwe estaría interesado en mantener el eje RD Congo-Congo-Brazzaville y sus corredores comerciales para poder aspirar a ser el líder de la región o, al menos, disputar este lugar a Sudáfrica y Uganda. Mugabe y Kabila son antiguos aliados (en su pasado marxista) y Mugabe ya ayudó a Kabila en la "primera guerra de liberación".
A diferencia de Ruanda, Uganda o Angola, la guerra en Zimbabwe es un hecho relativamente desconocido, y aunque puede ser bien recibida por los militares en Harare, también puede poner en peligro la ayuda financiera exterior, lo que puede empeorar el panorama presupuestario de Zimbabwe. A pesar de todo puede suponer un mayor deterioro de la situación económica. Todo indica que si Zimbabwe entra en esta guerra no podrá sostener el esfuerzo de una guerra de larga duración. Además, a diferencia de Angola o de Namibia, que disponen de ingresos procedentes del petróleo, Zimbabwe no tiene gran capacidad de endeudarse.
De todas maneras, Sudáfrica no se puede considerar un actor neutro respecto del conflicto de la RD Congo. Sudáfrica provee de armas a Ruanda y mantiene buenas relaciones con el presidente de Uganda, Museveni.
Según una información aparecida en el diario Mail and Guardian de Sudáfrica, el 28 de agosto de 1998, diferentes sociedades privadas sudafricanas de mercenarios están actuando en el conflicto de la RD Congo (mercenarios, venta de armas, minas y transporte). La mayoría de estas trabajarían para el Gobierno de la RD Congo, sobre todo en la asistencia en el combate y la protección de personalidades. También hay quienes trabajan para los países que dan apoyo a la rebelión como Uganda. La presencia de estas sociedades en el escenario de la guerra trabajando para los dos bandos, pone la credibilidad del Gobierno de Pretoria en cuestión. Sudáfrica se comprometió a que estas sociedades sólo actuarían en un país extranjero con el consentimiento del Gobierno, y todo indica que eso no ha sido respetado. De todas formas, la posición oficial del Gobierno de Pretoria apuesta por una solución negociada del conflicto de la RD Congo.
1. El primer escenario nos sitúa en una RD Congo donde los aliados de Kabila han conseguido vencer la coalición ruandougandesa (la rebelión). El escenario de una victoria militar de los aliados de Laurent-Desiré Kabila reforzaría su voluntad de no compartir el poder y, por tanto, su carácter autoritario. La posible inexistencia de un consenso político también comportaría consecuencias económicas (desconfianza de los inversores nacionales e internacionales, dificultades para llevar a cabo reformas fiscales, falta de liquidez del Estado, dificultades para pagar a los funcionarios y los militares, ahondamiento de la crisis económica, etc.). También la obligación de la RD Congo de pagar a sus aliados en la guerra (públicos o privados) comportaría más problemas en el presupuesto nacional. Por un lado, la posibilidad que Ruanda y Uganda continúen sin una guerra de baja intensidad en el este de la RD Congo dejaría esta región bajo una inestabilidad permanente, y con un ejército incapaz de defender las fronteras de la RD Congo sin ayuda exterior. Además, en esta hipotética situación existiría el riesgo que la población de la RD Congo se definiera una nueva cabeza de turco (los katangueses, los supuestos mobutistas, los originarios del Equateur, los de Kasai). Según ICG, el resultado de este escenario sería la confirmación de la desestabilización y la amenaza para toda la región.
2. Status quo entre los aliados de Kabila, presentes al oeste y el centro de la RD Congo, y la coalición ruandougandesa, que domina el este del país. Este escenario se podría dar siempre que parte de los aliados de Kabila se echarran atrás, a causa de problemas internos propios (opinión pública, excesivo costo económico) o presiones exteriores (diplomacia). Esta situación podría comportar que las riquezas de la RD Congo fuesen explotadas por las potencies africanas presentes en la RD Congo. Por un lado Kabila y los suyos mantendrían el poder en el oeste de la RD Congo. Por el otro, el este de la RD Congo quedaría bajo control de Uganda y Ruanda. Seguramente, ambas partes tendrían grupos opuestos a su poder a causa de su poca representatividad. Según ICG, el resultado de este escenario es uno de los más complicados para la región. Inestabilidad y riesgo en términos de fragmentación de la RD Congo, y un posible proceso de redefinición de fronteras, que aumenta mucho el riesgo de internacionalización.
3. Status quo entre las dos partes. Acuerdo para la apertura de negociaciones. Transformación de las tropas extranjeras existentes en el país en fuerzas de interposición. Bajo esta posibilidad la soberanía de la RD Congo aparecería todavía más debilitada. ICG pone los ejemplos de África del oeste o de las Fuerzas de interposición en Liberia y Sierra Leona que están dirigidas por Nigeria. Estas fuerzas de interposición podrían utilizarse para afirmar un imperialismo regional. Una consecuencia de esta situación sería el retraso de la ruptura del país. Por tanto, llevaría a una estabilidad a corto plazo, pero a medio y largo plazo podría llegar una nueva desestabilización.
4. Status quo entre las dos partes. Acuerdo para la apertura de negociaciones.
Intervención de fuerzas de interposición formadas por tropas no-parte
en el conflicto. Bajo esta hipótesis las tropas extranjeras presentes
en el conflicto deberían abandonar el país y ser reemplazadas
por la nuevas fuerzas de interposición. Estas tropas patrullarían
tanto la frontera de Kivu, como la frontera con Angola, y cooperarían
con Kigali, Kampala y Luanda para dar respuesta a su demanda de seguridad. Las
negociaciones se iniciarían con la cuestión del Kivu, por las
tres partes afectadas por los ataques de las guerrillas (Ruanda, Burundi y Uganda).
Estas conversaciones también deberían de solucionar el problema
de la nacionalidad de todos los congoleños. Finalmente, las conversaciones
deberían acordar un gobierno de transición con representación
de todas las etnias de la RD Congo, y establecer un calendario hacia una nueva
constitución y un proceso electoral. Según el ICG, este es el
único escenario de los previsto que podría llevar a una pacificación
duradera de la región. Si bien no parece imposible que se pueda llegar
a un acuerdo de alto al fuego y al despliegue de una fuerza internacional de
interposición, sí que parece muy complicado que estas conversaciones
lleven a acuerdos que favorezcan a todos. Además, exigiría una
actitud establecida y el apoyo económico de una comunidad internacional
cada vez menos unida y sensibilizada por el drama de África. El pastel
de la RD Congo (los recursos)
es muy grande e importante para que algunos se paren a pensar en las consecuencias
de esta guerra en una población que nunca ha disfrutado de los ricos
e inalcanzables recursos de su país.