Han pasado casi cinco años desde que el 10 de junio de 1999, después de la intervención militar de la OTAN, la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas transformara la pequeña provincia de Kosovo en un protectorado de la OTAN, dentro de las fronteras de la República de Serbia y Montenegro (antigua República Federal de Yugoslavia).
Cinco años después muchas cosas han cambiado en Kosovo y en la República Federal de Yugoslavia. Slovodan Milosevic, un de los culpables y mayores promotores de los crímenes que han asolado los Balcanes durante la década de los 90, está detenido en la Haya bajo la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, y por lo tanto apartado de la realidad política del país. Con la extradición de Milosevic (junio de 2001), las nuevas autoridades yugoslavas iniciaron un proceso de normalización de relaciones con la comunidad internacional, y con las diferentes sensibilidades internas (el encaje de la República de Montenegro y la provincia de la Vojvodina). Fruto de esta nueva voluntad, y de intensas negociaciones, vio la luz la nueva República de Serbia y Montenegro. A pesar de las muchas sombras, como la corrupción y el futuro de Montenegro, y capítulos dramáticos, como el asesinato del primer ministro Zoran Djindjic, en marzo de 2003, la realidad es que poco a poco, el país ha ido saliendo del aislamiento económico y político en el que lo dejó el régimen de Slovodan Milosevic.
En el territorio de Kosovo también la normalización de la situación ha sido la tónica en los últimos años, e incluso la economía ha empezado a dar algunos signos de reactivación. La comunidad internacional, representada en el territorio por las Naciones Unidas (UNMIK) y sus diferentes agencias sectoriales, la OSCE, la OTAN (Kosovo Force - KFOR) y la Unión Europea, han trabajado conjuntamente con los dirigentes políticos locales para solucionar los problemas que generaron diez años de ostracismo y represión bajo el régimen de Milosevic, y también aquellos generados por la intervención militar. Hoy Kosovo disfruta de un Gobierno Autónomo provisional en el Marco Constitucional que habilita la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad. Este gobierno ha sido escogido democráticamente (noviembre de 2001), así como todos los dirigentes que hoy gestionan la mayoría de las municipalidades del territorio (octubre de 2000 y 2002). Incluso los serbios de Kosovo, muy reticentes en un principio, han empezado a participar en las instituciones provisionales. En las elecciones generales de noviembre de 2001 la Coalición Povratak (Retorno) consiguió 22 escaños en la Asamblea, convirtiéndose en la tercera fuerza política, a sólo 4 escaños del PDK (heredero político del Ejército de Liberación de Kosovo).
Según el Sr. Harri Holkeri, Representante Especial y jefe de la UNMIK, este gobierno provisional ya gestiona 19 de las 36 responsabilidades reconocidas por la Resolución 1244. El proceso ha sido necesariamente lento debido a la persistencia de una extrema politización de la administración provisional y a la falta de preparación de muchos dirigentes. A pesar del proyecto de ley contra la discriminación, aprobado recientemente por el gobierno autónomo, la UNIMK asegura que en la mayoría de procesos de contratación de las diferentes administraciones no se siguen los procedimientos establecidos por la Ley de la Administración Pública de Kosovo. La mayoría de cargos públicos responden más a intereses políticos, clánicos o étnicos. A pesar de que la situación ha mejorado considerablemente, dos circunstancias continúan ensombreciendo la realidad y el futuro de este territorio. La situación de inseguridad y de violencia que viven las minorías por un lado, y el futuro estatus definitivo de la provincia por el otro.
En el último año todos los informes de las Naciones Unidas han alertado de un aumento de la violencia contra las minorías, especialmente contra la población serbia. Desde que la guerra finalizó, la mayoría de la población serbia de Kosovo ha tenido que huir y refugiarse en el resto de la República de Serbia. Según el ACNUR, 230.000 personas (entre serbios, roma y ashkalia) continúan desplazados en Serbia y Montenegro, y sin la posibilidad de volver. Cinco años tras la intervención, la OTAN y las Naciones Unidas no han conseguido crear una situación de seguridad que permita su regreso, y mucho menos una normalización de las relaciones interétnicas. La mayoría de la población serbia y roma de Kosovo se encuentra desplazada fuera del territorio, y los que se quedaron se concentran en las municipalidades del norte (Zubin Potok, Leposavic y Zvecan ) fronterizas con el resto de Serbia. En estas municipalidades Belgrado todavía mantiene estructuras municipales y de servicios paralelas a las de la Autonomía Provisional, que según la UNMIK son un error y un impedimento para la puesta en marcha de instituciones multiétnicas. Lo cierto es que la población serbia de estas zonas no se fían de una administración provisional gestionada por la mayoría albanesa. A pesar del reconocimiento del "derecho al retorno" de todos los desplazados por parte de la Asamblea de Kosovo (10 de julio de 2003), el regreso efectivo de los desplazados es muy limitado por la ausencia de seguridad.
Peor situación sufre la población serbia que vive en zonas de Kosovo en las que son minoría. Estos tienen que vivir protegidos constantemente por las tropas de la KFOR y su situación no ha mejorado en los últimos tres años. La situación del territorio en este aspecto, de hecho ha empeorado sensiblemente en el último año. Muchas de las medidas de seguridad extraordinarias para las minorías (escoltas y vigilancias especiales) que ya habían sido retiradas, han sido reimplantadas ante el aumento de asesinatos y secuestros. La realidad muestra que la superación de los odios colectivos y los sentimientos de venganza están muy lejos de solucionarse.
A modo de ejemplo, cinco años después de la intervención sólo hay 9 escuelas mixtas (serbias-albanesas) en todo el territorio, y en la Universidad de Pristina no hay ningún alumno serbio matriculado. Ha sido necesario abrir una sucursal de la universidad en Graçanica (enclave serbio cerca de Pristina) para que los serbios de Kosovo puedan acceder a la enseñanza superior. Lo mismo sucede con la sanidad y otros servicios públicos.
En lo referente a las relaciones con el gobierno de Belgrado y pesar de los cambios que ha vivido el país en los últimos años, pocas cosas han cambiado. El pasado 14 de octubre se celebró en Viena, la primera reunión directa entre las partes después de la intervención. La reunión, apoyada por la comunidad internacional, estaba pensada para solucionar "problemas prácticos", es decir, para hablar de la libertad de circulación de personas y vehículos (matrículas de coche), de la seguridad de los retornados, de las comunicaciones terrestres (ferrocarriles), del espacio aéreo, etc.., pero no para hablar del futuro de la provincia. En este punto las posiciones siguen distantes y es difícil que a día de hoy se puedan encontrar puntos de acuerdo. Los líderes albaneses de Kosovo continúan reclamando la separación del territorio de la República de Serbia y Montenegro, de la que no en quieren formar parte. Por su parte Belgrado, en la voz de su representante para los asuntos relacionados con Kosovo, Nebojsa Covic, ha declarado que la integridad territorial de la República de Serbia y Montenegro no está en cuestión, ni siquiera en la Resolución 1244 que habilita el Gobierno Autónomo Provisional. Belgrado acepta (ahora) todas las disposiciones que emanan de esta resolución, y también el Gobierno Provisional constituido bajo su paraguas. Para Belgrado, una opción aceptable sería una salida a la "Bosnia", es decir, dotar de una estructura autónoma a Kosovo, similar a la que tienen los serbios de Bosnia con la República Srpska, pero nunca romper la República de Serbia y Montenegro.
El Representante Especial de las Naciones Unidas, el Sr. Harri Holkeri, avisó al Consejo de Seguridad, a principios de noviembre de 2003, que todavía hay problemas importantes en Kosovo, y que no sería bueno desviar medios y recursos sobre el terreno hacia otras zonas. La inseguridad y la violencia en el territorio está aumentando, precisamente en el momento en que la presión para reducir los contingentes y los recursos en los Balcanes cada vez es más fuerte. Si la atención de los grandes promotores de la intervención en Kosovo, los EE.UU. y la Gran Bretaña, se desvía hacia Iraq o Afganistán, a costa de abandonar Kosovo o Bosnia, la situación podría agravarse. En el 2000 la comunidad internacional era consciente de que la presencia en la pequeña provincia balcánica tendría que ser larga, quizás lo que nadie esperaba era la situación de inestabilidad mundial y conflictos abiertos en la que nos encontramos a finales de 2003.
Jordi Cortés Roldán
Coordinador del Observatori Solidaritat
Enlaces de interés:
Resultados electorales en Kosovo (octubre de 2000 y 2002; noviembre 2001). OSCE (inglés)
Informes UNHCR/OSCE sobre la situación de las minorías (inglés)
Municipalidades de Kosovo. Informes OSCE OSCE / Kosovo UNMIK (inglés)