En este artículo de La Jornada se expone el fracaso de Clinton en el intento de aprobar la vía rápida del Tratado de Libre Comercio con México y Canadá. Con la oposición de la mayor parte de los 247 diputados demócratas (207) y con tan sólo 170 senadores/as republicanos/as a favor, Clinton tendrá que esperar al menos hasta 1998 para intentar aprobar la vía rápida para el TLC.
La gran oposición de muchos sectores de la población y de diversas organizaciones también ha influido fuertemente en el comportamiento de la mayor parte de los y las diputadas demócratas. Así, sindicatos (como el Central Obrera AFL-CIO) y organizaciones ciudadanas hicieron una fuerte campaña contra el TLC porque consideran que éste perjudica a los puestos del trabajo, el medio ambiente y la calidad de vida del país, estimación con la que está de acuerdo la opinión pública. Estas organizaciones no apoyarán al TLC hasta que no se incluya la protección a los derechos laborales y al medio ambiente, tal como declaró Clinton en 1992.
Por otra parte, Clinton trata de asimilar una de
las derrotas más grandes que ha sufrido en el transcurso de su mandato.
Aunque asegura que volverá a presentar el proyecto, el hecho es que
durante 1998 es previsible que no lo pueda hacer porque este es un año
electoral, ya que habrá elecciones a la Cámara de Representantes
y en un tercio del Senado. Por tanto, es poco probable que reciba apoyo
de la mayor parte de los representantes demócratas, que no pueden
permitirse el lujo de votar a favor de una ley tan impopular.