Según la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial mejicana (SECOFI), la economía mejicana se comportó muy positivamente en 1993. Esta visión del país de la modernidad, el desarrollo y los triunfos macroeconómicos, contrasta con la otra realidad, el país de la exclusión, la extrema pobreza y el olvido. Es en esta realidad donde surge el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en un intento de decir basta al neoliberalismo y que se cuente con los/las otros/as mejicanos/as.
En este artículo, Rodolfo García no da cifras y datos sobre lo que ha supuesto el programa de ajuste que se está aplicando desde la crisis de la deuda externa en 1982. Veinte millones de pobres (de un total de 89), el aumento de 350.000 pobres cada año, el incremento de las diferencias sociales (la participación en el ingreso nacional de los cuarenta miembros del Consejo Mejicano de Hombres de Negocios, junto con el 10% de las familias, se elevó del 36% al 38% entre 1989 y 1992), la concentración del capital (tan sólo veintisiete hombres controlaban en 1992 el 28,5% del PIB), etc. El Méjico pobre que comprende once estados entre los que encontramos Chiapas, Guerrero, Hidalgo o Méjico, es donde hay la mayor marginalidad. El 72% de los/las trabajadores/as de estas zonas recibe de media menos de dos salarios mínimos, mientras que el precio de la cesta básica se estima en cinco ingresos mínimos. En la capital, el 20% de los habitantes tampoco puede adquirir los mínimos esenciales.
En este contexto, el TLC continuará aportando dificultades y no resolverá los problemas estructurales a corto plazo. En términos territoriales, tanto la política económica como el TLC son y continuarán siendo ineficaces, si no se plantean cambios estructurales. La miseria de muchas regiones incita a la revolución, pero la causa principal de ésta es la cuestión del reparto de la tierra. El modelo económico deja a muchos grupos fuera del sistema, cosa que hace de Méjico una nación potencialmente y de hecho inestable y un verdadero peligro para los EUA. Muchos/as observadores/as (incluso los y las más optimistas) pronostican que la estabilidad se verá amenazada por una profunda crisis tanto económica, como política. Chiapas revela que la transición hacia la democracia y la justicia social no puede esperar. La política modernizadora que privilegió la macroeconomía sobre los avances democráticos, hoy es cuestionada por la insurrección zapatista.
La crisis en Méjico no sólo no se
ha acabado, sino que ha aumentado con la adopción del TLC. Para 1995
y 1996 se prevé que el déficit fiscal aumente, que haya impactos
negativos en la inflación y que la deuda externa crezca. Los hechos
demostraron que las previsiones más pesimistas se quedaron cortas.