El conflicto de Chiapas

Tema: La situación de la mujer

La Guillotina, nº 30. Marzo-abril 95

Convención Nacional de Mujeres. Nunca más sin nosotras

R. Cedillo

La Convención Nacional de Mujeres se celebró los días 1 y 2 de febrero en La Loma, Querétaro, mientras el gobierno preparaba la declaración de guerra que hoy siembra pesar e incertidumbre en nuestra nación.

El objetivo primordial de la CNM fue la elaboración de un manifiesto colectivo de las mujeres mexicanas de cara a la situación que vive nuestro país, a partir de¡ análisis y la reflexión sobre nuestra problemática especifica. Así, mujeres provenientes de más de 15 estados de la república y de diversas clases sociales, etnias, opciones sexuales, y diferentes historias de vida personal (desde una abundante presencia de mujeres indígenas, a la participación de chavas punks), retomarnos las propuestas de la Convención Nacional Democrática para la transición democrática nacional: la necesidad de un gobierno de transición y de una nueva constitución que abarque los derechos de todas y todos los mexicanos.

 

Un rasgo significativo de esta Convención fue la importante participación de las mujeres indígenas, quienes sufren una triple explotación: de género, de etnia y de clase. Sduación a la que están buscando salidas. El año pasado se conformó la Convención Estatal de Mujeres Chiapanecas, y no olvidemos que las indígenas zapa tistas pusieron a votación de sus comunidades la Ley Revolucionaria de Mujeres, a más de tener una participación igual a la de sus compañeros combatientes; en el Ejército Zapatista, las mujeres aprendieron el castellano, a leer, escribir y a usar anticonceptivos. En los dos días de trabajo de la Convención de Mujeres, las indígenas discutieron su problemática y reafirmaron acuerdos que en anteriores reuniones hablan establecido, entre ellos: 'que las indígenas ya no queremos estar destinadas al metate y al petate", 'poder mirar a los compañeros a los ojos, no ir detrás de ellos, él su voz, nosotras la nuestra', 'que se respeten nuestros usos y costumes y que se consulte cuáles queremos cambiar y cuáles no', 'que en el nuevo constituyente las indígenas estemos prsentes con voz y voto', 'que el nuevo constituyente tenga una nueva manera de decir las cosas , -queremos ser felices, hombres y mujeres, y que la ley cobije esto'.

Entre las coincidencias generales más importantes estuvieron planteamientos como los siguientes: que las mujeres buscamos un nuevo tipo de hacer política, no discriminatoría ni sexista; respeto a nuestros derechos sociales, políticos, económicos, humanos; respeto a la diversidad y a la opción sexual de cada quien; respeto a nuestra decisión sobre el número de hijos que decidamos o queramos tener; despenalización- del aborto. Las mujeres nos manifestamos por una nueva forma de relacionarnos hombres y mujeres;
rechazamos esta cultura basada en el oportunismo, el engaño y la opresión. También coincidimos respecto a que, desde su conformación, el gobierno de transición debe desechar las fórmulas patriarcales, excluyentes y de dominación: las mujeres exigimos apridad en él, lo mismo que en el nuevo constituyente. Es decir, no estamos por el establecimiento de cuotas de poder, sino ser las que somos y estar representadas en términos justos y equitativos: somos la mitad de la población.

Hubo un sentir generalizado en el sentido de que no seremos acompañantes ni cómplices de un quehacer político tan autoritario, jerárquico y opresivo como el que hoy nos sojuzga. Nosotras vamos por la construcción de una nueva política, que contemple el hacer, el sentir y el saber de las mujeres. En busca de esto, la Convención propone que en cada una de las instancias del nuevo gobierno, haya una representación de mujeres comprometidas con la problemática de género, y que el “derecho a la palabra y la voz para las mujeres, recorra ejidos, comunidades, estados, y se haga letra escrita en la nueva constitución”. La participación de las mujeres en la elaboración de la nueva carta magna es fundamental para que ésta sea verdaderamente democrática. 'La nueva constituyente debe afirmar los derechos inalienables de las mujeres a desear y a tener agua, casa, mundo propio, una caricia y un papanicolau a tiempo, una maternidad voluntaria y libre, salud para el amor y el goce, trabajo para crear, retribución justa y poder. Sí, poder para decidir con igualdad, con integridad y con libertad, que sobrevendrán si logramos la refundación de nuestro mundo. Si la sociedad toda se afana en satisfacer los deseos libertariois de estas humanas, de las contemporáneas mexicanas'. (1)

En el manifiesto de la Convención Nacional de Mujeres se expresa que las que participamos en ella 'nos reconocemos en el espíritu rebelde de la Ley Revolucionaría de nuestras compañeras zapatistas, y vemos en la comandante Ramona a una mujer que nos ha dado patria'. Se establece también en el documento que estamos ante la posibilidad histórica, brindada por el ¡YA BASTA! del primero de enero de 1994, de un cambio profundo, de proponer una refundación de la política, que contemple la democratización genérica en todos los ámbitos de la vida pública y privada. Y que 'en la nueva carta magna debe quedar establecido que sólo nosotras somos dueñas de nuestro propio cuerpo y asumimos la responsabilidad de construir nuestra propia historia'.

La Convención Nacional de Mujeres se entiende a sí misma como parte de ese espacio de confluencia de diversas fuerzas, sectores e ideologías, cuya meta es la lucha por el mejoramiento de las condiciones de vida de las y los mexicanos: la Convención Nacional Democrática, surgida en agosto de 1994. Reconoce en ese espacio la posibilidad de transitar pacíficamente a la democracia en México.

En la CNM hubo esperanza y gusto en laí decisión personal y colectiva de incidir en el rumbo del país. Se ignoraba aún que los hombres y su inepto jefe estaban ya dispuestos a romper toda esperanza. Hoy la incertidumbre y desazón reinan en el ambiente político nacional. Pero, al igual que en los momentos difíciles y de cambio en la historia de nuestra nación, las mujeres estamos involucradas en los diferentes frentes de este movimiento democratizador, cuyos puntos más visibles son los estados de Tabasco, Chiapas y Veracruz. La Convención de¡ 1 y 2 de febrero demostró que, aún cuando muchas veces aparece pequeño y desconocido, el trabajo de las mujeres está en muchas partes y tiene múltiples expresiones. Nosotras, al igual que muchas y muchos otros preocupados por el futuro de México, lucharemos contra la guerra sucia que el gobierno ha emprendido contra los zapatistas y contra los intentos democratizadores que se ha inventado la sociedad mexicana.

La mano dura de¡ gobierno sólo será detenida con la participación de todas y todos; las mujeres jugaremos un papel preponderante, porque no podemos permitir que la sangre de mexicanos y mexicanos dignos sea la que tenga que lavar estas páginas negras de nuestra historia.

1. Marcela Lagarde. Foro: Hacia una nueva constituyente desde las mujeres. (Red de educación popular entre mujeres). México, 4 de agosto de 1994.

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