La problemática de la emigración argelina

La emigración argelina se empieza a dar en la década de los 70 con la gran crisis económica que sufre el país magrebí, y se intensifica de nuevo en la década de los 90 cuando se produce el golpe de estado del ejército argelino tras la victoria electoral en las urnas del partido islamista Frente Islámico de Salvación en 1991.

En ambas oleadas de emigrantes, es la crisis económica argelina una de las principales razones que empujan a emigrar: elevadísimos índices de paro, empobrecimiento de las zonas rurales... Sin embargo, en la década de los 90 se producen muchos casos de emigrantes que abandonan su país por la amenaza de persecución debido a la guerra civil encubierta que se produjo en Argelia y que todavía hoy dura.

Es aquí es cuando se entra en la polémica para definir al inmigrante argelino de la década de los 90 que huye de un país en el que está amenazado debido a la guerra civil en la que se ve inmerso y al que, por tanto, no puede volver. Por consiguiente, ¿debe considerársele un refugiado que huye de su país por estar amenazado, o simplemente un “migrante económico”, es decir, aquella persona que abandona su país de forma voluntaria para buscar una vida mejor ?

De todas formas, la guerra civil en Argelia no ha sido reconocida como tal debido a la trascendencia de este país para muchos países occidentales, con lo que la gran mayoría de inmigrantes procedentes de Argelia son considerados como “migrantes económicos”.

Es de esta manera que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ( ACNUR ) y el Consejo Europeo de Refugiados y Exiliados ( ECRE en inglés ) , han denunciado a lo largo de la década de los 90 la situación de los refugiados y exiliados argelinos. Además, se resalta el bajísimo índice de reconocimiento del estatuto de refugiado de una migración argelina muy necesitada de protección. ( El ACNUR habla de que tan sólo un 5% de los argelinos que demandan el asilo lo consiguen ).

El resultado de toda esta situación se debe, además de por no querer reconocer un conflicto que enemistaría, rompiendo muchos contratos económicos, al gobierno argelino con los gobiernos que aceptaran la guerra civil encubierta en Argelia, a una muy restrictiva, y a la vez errónea, interpretación de la Convención que considera que las persecuciones sólo son llevadas a cabo por las autoridades de un país. De esta manera, no se tiene en cuenta el Parágrafo 65 del Manual de Procedimientos y Criterios para la Determinación del Estatuto de Refugiado del ACNUR :

“La persecución suele relacionarse con la acción de las autoridades de un país. Ella puede provenir también de sectores de la población que no respetan los estándares establecidos por las leyes del país en cuestión... Donde serias discriminaciones u otros ataques ofensivos sean cometidos por la población local, pueden ser considerados como persecución si son tolerados por las autoridades o si las autoridades se niegan, o se muestran incapaces, de ofrecer una protección efectiva”.

Además, el ACNUR publicaba en Enero de 1995 sus “Guidelines relating to the Elegibility of Algerian Asylum-seekers” en las que era contundente al respecto:

“De esta forma, los demandantes de asilo que, de forma creíble, estén amenazados por militantes de grupos islámicos, deben calificarse normalmente con el estatus de refugiados”.

Como consecuencia de las políticas de muchos gobiernos, un elevado número de refugiados con particular necesidad de ayuda son arrojados a la ilegalidad y dejados en una triste situación sin ningún tipo de protección legal o social.

En conclusión, un gran número de argelinos se vieron obligados a emigrar en la década de los 90 a consecuencia de ver sus vidas amenazadas por grupos armados islámicos inmersos en una guerra civil que ha causado, en poco más de 10 años, más de 120.000 víctimas. Además, el Ejército, que también ha sido acusado de las matanzas, no ha querido, o se ha mostrado ineficiente, para poder proteger a muchos ciudadanos argelinos que se han visto obligados a huir ante la amenaza de muerte.

De todos estos refugiados, tan sólo un 5% han sido reconocidos como tal por los países occidentales: Francia, España, Alemania, Canadá... y básicamente debido a dos motivos:

El primero por la trascendencia de Argelia para muchos de ellos. Básicamente contratos económicos relacionados con los hidrocarburos que se perderían con unas malas relaciones a nivel político con la cúpula militar argelina que controla el poder. Éstos consideran que lo que ocurre en Argelia queda de puertas para adentro y todo pronunciamiento a nivel internacional sería considerado como injerencia externa en asuntos de soberanía argelina. Y lo que no están dispuestos a aceptar bajo ningún concepto es el reconocer que Argelia vive en un estado de guerra civil encubierta.

El segundo motivo es la malintencionada interpretación de la Convención sobre refugiados que sólo un Estado puede perseguir a las personas, descartando la posibilidad de las persecuciones por parte de los grupos islamistas armados.

De esta forma, al no reconocerse el conflicto o, en caso de hacerlo, el pensar que el refugiado es tan sólo aquél perseguido por el Estado, muchos argelinos se han visto obligados a vivir en la ilegalidad en países extranjeros sin reclamar el estatus de refugiados, con la sencilla idea de seguir sobreviviendo a cualquier coste.


(Convención sobre el estatuto de los refugiados) | ( Protocolo 1967 ).

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